Gonzalo Urgelles R. | g2urgelles@gmail.com
Transcurría el año 1941, cuando los fanáticos de los Yanquis de Nueva York se despertaron el 2 de
junio con una noticia que les paralizó el corazón; Lou Gehrig había fallecido a los 37 años de edad,
tras un largo padecimiento de Esclerosis Lateral Amiotrofia (ELA), también conocida como “La
enfermedad de Lou Gehrig”.
Una de las figuras más grandes que ha tenido el equipo neoyorquino en su historia. Fue elegido
como el mejor inicialista del siglo 20, exaltado al Salón de la Fama de las Grandes Ligas en 1939.
Conocido como ‘El Caballo de hierro’ por su récord de juegos consecutivos apareciendo en una
alineación; este sería batido 56 años después por Cal Ripken Jr.
En la temporada 1938, los números de Lou –aunque todavía eran respetables– bajaron
considerablemente y por primera vez, después de doce temporadas consecutivas, su promedio de
bateo se ubicó por debajo de los 300 puntos (bateó para .295). Sin embargo, sacó 29 jonrones y
remolcó 114 carreras.
El 2 de mayo de 1939 los fanáticos de los ‘Mulos’ quedaron boquiabiertos ante las palabras del
locutor interno del estadio de los Tigres de Detroit: «Damas y caballeros, esta es la primera vez en
2.130 partidos consecutivos que el nombre de Lou Gehrig no aparecerá en la alineación yanqui». Los aficionados se fundieron en una ovación para ‘El Capitán’ de los Yanquis.
Ese año Gehrig solo pudo participar en ocho encuentros; con cuatro hits y una sola carrera
producida. Desde finales del año anterior su fuerza se había visto afectada, incluso él mismo
confesó a su esposa que sus piernas no respondían como antes.
El 19 de junio de 1939 le fue diagnosticada esta enfermedad degenerativa que para la época que
transcurría era poco conocida. Las expectativas de vida que le daba el médico eran de un máximo
de tres años; ‘El Caballo de Hierro’ no pudo cumplirlas.
El 4 de julio los Yanquis de Nueva York rindieron un homenaje a su capitán en el Yankee Stadium,
quien se retiraba del beisbol como jugador activo. Ese día fue retirado por primera vez en la
historia el número en un equipo en homenaje a un jugador; nunca más, nadie volvería a utilizar el ‘4’ de los Yanquis de Nueva York. Además, se le otorgó una placa y sus compañeros de la temporada 1927 estuvieron allí para celebrar su carrera.
Cuando la ceremonia estaba llegando a su fin, espontáneamente Lou tomó el micrófono y
pronunció el que es conocido como uno de los discursos más emotivos de la historia del deporte
mundial. “Hoy me considero el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra”, fueron las
palabras con las que Gehrig comenzó su discurso. Ese día es recordado como el día en que lloró
América.
Luego de eso, con todo el estadio conmovido, Babe Ruth se acercó y se fundió en un abrazo con el
homenajeado, poniendo fin a la mala relación que tenían –A Babe no le gustaba Gehrig porque su
figura le hacía sombra–. Tras eso su relación fue de amistad, incluso después del fallecimiento de
Lou.
Tras su retiro, Gehrig se dedicó a hacer trabajos de labor social junto al alcalde de Nueva York,
hasta que la enfermedad lo postró, falleciendo el 2 de junio de 1941; por esta razón es que ‘El
Caballo de Hierro’ de los Yanquis será celebrado en las Grandes Ligas en esa fecha a partir de esta
temporada, con el ‘Lou Gehrig Day’.
Los restos de Henry Louis Gehrig reposan en el cementerio Kensico de la ciudad de Valhalla, no
podía haber un lugar más adecuado para un auténtico vikingo.
Source: Deportes