La estrecha relación entre los problemas estomacales de las vacas y el calentamiento global

Alrededor del mundo son muchas las vías que tiene el metano para aparecer. Este gas súper potente, entre los emisores del efecto invernadero, acelera el calentamiento global. Una forma de la cual las organizaciones ambientales tienen alerta, es la que proviene de las heces de las vacas y otros tipos de ganado. Según los cálculos el metano que generan los animales crecerá en un 20% entre el 2017 y 2050. Puede que la ecuación no esté del todo acertada, pues no tomaron en cuenta un aspecto importante.

Se trata de las vacas con problemas estomacales. En primer lugar estos animales tendrían gusanos y parásitos que producen más gas metano. Además de las vacas hay otros animales que generan gases del efecto invernadero, reseña The Verge. También recuerda que el metano es hasta 36 veces más dañino que el dióxido de carbono, cuando de calentar el planta se trata.

Las cifras que ubican un crecimiento del 20% del gas metano, generado por las heces de ganados se queda corta. Y es que al tomar en cuenta a los animales con problemas estomacales, el número alcanza un 82%. El estudio que reseña el portal anteriormente citado, fue publicado en Trends in Ecology & Evolution.

Vacas

Las vacas y el calentamiento global

La explotación del ganado representa una gran cuota de responsabilidad en el calentamiento global. Los números registrados manifiestan que el 14% de gases de efecto invernadero, pertenecen a la ganadería. El portal citado hace una comparación con la industria aeronáutica, que representa tan solo el 2 por ciento.

Asimismo los científicos que realizan este estudio se quedan sorprendidos. Pues todas estas cifras fueron calculadas sin tomar en cuenta la novedad de la que hoy hablan. El ganado que sufre enfermedad por alguna bacteria o parásito aumenta de manera exponencial la generación de metano.

“Ese podría ser un fenómeno realmente interesante, o uno importante que realmente no estamos considerando” dijo Vanessa Ezenwa, autora de este artículo y profesora de ecología en la Universidad de Georia.


Source: fayerwayer

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