Salwa Eid Naser, bahrainí de origen nigeriano de 21 años, corrió el 400 más rápido en 34 años para derrotar con enorme autoridad a la favorita, la bahamesa Shaunae Miller-Uibo, en la final de 400 metros de los campeonatos del mundo con la tercera mejor marca de la historia: 48.18 segundos.

La marca de Naser será considerada por muchos como el verdadero récord mundial, pues sólo se inclina ante dos marcas sospechosas pertenecientes a la época del vale todo en materia de dopaje: los 47.60 de la alemana oriental Marita Koch y los 47.99 de la checoslovaca Jarmila Kratochvilova.

No es que fallara Shaunae, puesto que la bahamesa batió, a su vez, el récord del área con 48.37, sino que Naser realizó una exhibición espectacular que la convierte en la nueva reina de la vuelta a la pista. Un primer 200 impetuoso dejó paso a un ritmo consistente que la condujo a la victoria.

Los 400 femeninos, única final en pista de la sexta jornada de competición, ofrecía un apasionante duelo entre Miller-Uibo, campeona olímpica e invicta este año, y Naser, las dos más rápidas de la temporada, con marcas respectivas de 49.05 y 49.17.

También formaba en la nómina de candidatas al podio la jamaicana Shericka Jackson -bronce olímpico en Río 2016-, que también bajo de los 50 segundos (49.78), y a la postre se alzó con la medalla de bronce con un tiempo de 49.47, el mejor de su vida. La estadounidense Phyllis Francis, defensora del título, terminó quinta con 49.61, igualmente marca personal.

La sexta jornada devolvió al español Orlando Ortega la medalla que el jamaicano Omar McLeod le había quitado un día antes al arrollarlo en la final de 110 m vallas.

Dos reclamaciones fueron necesarias para reparar la injusticia. A la segunda, el Jurado de Apelación reconoció la evidencia: Ortega fue obstaculizado por el defensor del título, el jamaicano McLeod, cuando el habanero se disponía a ganar su primera medalla en un Mundial.

Nunca se sabrá si iba a ser la de plata o la de bronce (el oro era seguro para el estadounidense Grant Holloway), pero a la vista de las nuevas pruebas aportadas por el equipo español, el Jurado resolvió concederle una medalla de bronce extra, de forma que Ortega compartió el tercer peldaño del podio con el francés Pascal Martinot-Lagarde en la ceremonia de premiación.

Era la primera medalla del equipo español en Doha y también la primera del atleta habanero, actual subcampeón olímpico, en campeonatos del mundo.

Sobre el círculo de peso, la china Gong Lijao revalidó su título mundial con un mejor lanzamiento de 19,55 metros que ratifica la superioridad que ha exhibido a lo largo de toda la temporada.

La china es la única atleta que ha superado el límite de los 20 metros este año (20,31 en la final de la Diamond League), y solo había perdido una vez, contra la estadounidense Chase Ealey y además en casa, en Shanghái.

La estadounidense se presentaba como una amenaza cierta para ella en la final, lo mismo que la alemana Christina Schwanitz, campeona en 2015, y en menor medida la jamaicana Danniel Thomas-Dodd, campeona panamericana este año en Lima y medallista de bronce en el último mundial en sala.

Al final, Thomas-Dodd se alzó con la plata gracias a los 19,47 de su tercer tiro, y la veterana Schwanitz, de 33 años, logró el bronce con 19,17.

Las dos combinadas arrojaron resultados sorpresa, con las victorias de la británica Katarina Johnson-Thompson en el heptatlón y del alemán Niklas Kaul, que se convirtió, con 21 años y una suma de 8.691 puntos, en el campeón mundial más joven del decatlón, aprovechando la retirada por lesión del plusmarquista mundial, el francés Kevin Mayer, para hacerse con el título de atleta más completo del mundo.

El estonio Maicel Uibo se llevó la medalla de plata con 8.604 -récord personal- y el bronce, con 8.529, fue para el canadiense Damian Warner, campeón panamericano, que llegó a dominar la combinada durante mucho tiempo.

Mayer, plusmarquista mundial de decatlón con 9.126 puntos, abandonó entre lágrimas por lesión (contractura en el isquio izquierdo) la combinada de Doha, en la que defendía título.

Su trayectoria acabó en la pértiga. La lesión le impidió salvar la primera altura que intentaba (4,60) y abandonó cuando estaba en cabeza del decatlón con 56 puntos de ventaja sobre Warner.

La primera jornada había concluido con doblete canadiense en cabeza: Warner lideraba con 4.513 puntos, seguido de Pierce Lepage con 4.486.

Mayer había comenzado bien la combinada el miércoles, batiendo su marca personal en 100 metros con 10.50, pero el subcampeón olímpico, que se había puesto en cabeza tras saltar 7,56 en longitud y lanzar 16,82 en peso, pinchó en la cuarta disciplina, la altura, con 1,99 mientras los canadienses superaban los dos metros.

Su abandono abrió las puertas a la sorpresa y el joven Kaul no dejó pasar la oportunidad.

En el heptatlón, Johnson-Thompson apabulló con una suma de 6.981 puntos a la campeona olímpica belga Nafissatou Thiam, segunda con 6.677, que compitió mermada con molestias en un codo.

La diferencia de 304 puntos con respecto a la segunda es el mayor margen ganador en 32 años. La medalla de bronce fue para la austríaca Verena Preiner con 6.560 puntos.

Thiam se proponía seguir los pasos de la sueca Carolina Kluft y de la británica Jessica Ennis-Hill, las únicas que hasta la fecha habían defendido con éxito sus títulos mundiales, pero el codo dolorido no le ha permitido rayar a su altura habitual.

La combinera belga, invicta en tres años, encontró una dura oposición en Katarina Johnson-Thompson, que cerró el miércoles al frente de la tabla con 4.138 puntos frente a los 4.042 de Thiam.

La británica, campeona mundial y europea de la combinada en pista cubierta (pentatlón), llegaba a Doha tras haber ganado la prestigiosa reunión de Götzis (Austria) con récord personal de 6.813 puntos, y con pretensiones de dejar atrás sus fallos en anteriores Mundiales al aire libre: cero en longitud en Pekín 2015 y quinta en Londres 2017. // EFE

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