Esto podría ser la causa de la devastación de la ciudad bíblica de Sodoma

La ciudad bíblica coincide con un sitio arqueológico situado en la actual Jordania, según varios investigadores.

Esto podría ser la causa de la devastación de la ciudad bíblica de Sodoma

Un meteorito que cayó y explotó sobre el mar Muerto hace 3.700 años pudo haber destruido la ciudad bíblica de Sodoma, según nuevas pruebas arqueológicas, informa el portal Universe Today.

La mayorías de las pruebas proceden de Tall el-Hammam, un yacimiento arqueológico ubicado en la actual Jordania, en una llanura circular de 25 kilómetros de radio. El lugar se remonta a la Edad de Bronce y algunos investigadores creen que pudo tratarse de la ciudad bíblica devastada por una lluvia de fuego y azufre que Dios envió para castigar a sus habitantes por sus prácticas homosexuales.

Los arqueólogos llevan 13 años excavando el sitio y su labor ha sacado a luz pruebas que apoyan la hipótesis de una explosión ocurrida en el lugar. La hipótesis fue presentada en el encuentro anual de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental el pasado 15 de noviembre.

Se tiene constancia de presencia humana en la zona durante más de 2.500 años. La ciudad que allí se ha encontrado estaba protegida por un muro de hasta 30 metros de espesor, hasta 15 metros de alto y más de 2,5 kilómetros en perímetro.

La construcción defensiva contenía múltiples puertas, torres y, probablemente, otras estructuras para protegerse. Pero todo eso fue destruido cuando el meteoro cruzó la atmósfera y explotó sobre la zona, según los arqueólogos estadounidenses Steven Collins y Phillip Silvia. Las pruebas que han recogido en el sitio de Tall el-Hammam parecen coincidir con la narración del suceso.

Onda de choque

Cuando ocurrió el estallido aéreo del meteorito, produjo una onda de choque intensamente caliente y potente. La onda de choque destruyó todos los asentamientos humanos en la zona y allanó un área de 500 kilómetros cuadrados. La zona permaneció deshabitada durante unos 700 años después del suceso.

En su estudio los arqueólogos estadounidenses Steven Collins y Phillip Silvia señalan que la destrucción y el daño infligido al muro y otras estructuras de Tall el-Hammam apoya la idea de la onda de choque. Esto y la ausencia de la dispersión de ladrillos de barro desmienten las suposiciones de que un terremoto podría haber estado detrás de la devastación.

Fusión

Pero lo más importante fue el descubrimiento en la ciudad de un tiesto de vidrio que tenía un lado fundido. Y solo un calor extremo puede hacer algo así. Un estudio reveló cristales de zirconio dentro de una burbuja en el vidrio que solo pueden formarse a temperaturas superiores a los 4.000 centígrados.

Además, la capa de arcilla derretida que se convirtió en vidrio es de solo un milímetro, y no se extiende a todo el tiesto. Ello indica solo una breve ráfaga de calor intenso, por contraste respecto a una exposición prolongada como una erupción petroquímica.

Los investigadores también hallaron una roca fundida de más de 600 gramos de peso. Es producto de fusión de tres rocas diferentes cubiertas con una capa de vidrio. Este también contenía cristales de zirconio, y un análisis posterior de la roca fundida permitió llegar a la conclusión de que probablemente estuvo expuesto a temperaturas de 12.000 grados centígrados durante unos pocos segundos, algo que también apoya la teoría de una explosión de un meteorito.

Suelo

El último segmento de pruebas tiene que ver con las razones por la que esta área permaneció desocupada durante centenares de años tras el suceso. La respuesta yace en la tierra: el análisis geoquímica de las muestras de varias capas de suelo ha mostrado niveles de sal y sulfatos varias veces superiores al máximo aceptable para el cultivo del trigo y la cebada. Los científicos creen que la onda de choque filtró capas de sal desde el mar Muerto hasta este suelo, imposibilitando la agricultura en la zona por centenares de años.

Collins y Silvia también encontraron altas coincidencias entre las huellas de la catástrofe de Tall el-Hammam y las dejadas por los meteoritos de Cheliábinsk y el de Tunguska, en Rusia.

Los investigadores estiman que la explosión aérea se produjo a aproximadamente un kilómetro de altitud sobre el noreste del mar Muerto y tuvo una potencia equivalente a una bomba nuclear de 10 megatoneladas.

«Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra», se narra en el ‘Génesis’.

Fuente: RT

EA

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Source: Informe21

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