Lleva seis meses al frente del Grupo Cofares y con la llegada de 2018 toca hacer repaso de este periodo de tiempo con Juan Ignacio Güenechea, quien vive desde hace 12 años, cuando accedió a la vicepresidencia de la cooperativa, entre Madrid y Bilbao, su ciudad natal.

-Aunque lleva más de una década dentro del grupo Cofares, ¿cómo valora su primer semestre al frente de la cooperativa?

-Siempre suelo decir que, aunque llevaba 12 años de vicepresidente, con Carlos González Bosch, no es lo mismo. Por una parte, aumenta el grado de responsabilidad personal y tienes la sensación de ser el último bastión de la casa. Por lo demás, este hecho me permite conocer bien la casa y he participado de hecho en muchos proyectos que han ido gestándose años atrás y que han sentado las bases de la actual Cofares. Muchos podrían decir, ¡pero si eso es continuismo! Y no es así, es realista. Lo que pasa es que, afortunadamente o no, este mercado evoluciona a una gran velocidad; hay cantidad de cambios, y por lo tanto, habrá nuevas situaciones con nuevas respuestas.

-¿Cuáles han sido las medidas a tomar en el asunto de las vacunas?

-Se trata de un incidente aislado detectado y corregido por nuestros sistemas de control interno y que en absoluto ha afectado a la disponibilidad de las vacunas. Sólo ha supuesto una alteración mínima relativa al reparto entre farmacias sin consecuencias para el público.

-De cara al año que entra, ¿cuáles son sus objetivos prioritarios?

-Ahora estamos trabajando de una manera intensiva en el Plan Estratégico 2018-2022, que va a estar basado fundamentalmente en la transformación digital de la empresa, tanto desde el punto de vista de la gestión de los recursos internos, como de los servicios de valor añadido de la oficina de farmacia. La distribución farmacéutica en los últimos años –y no es un fenómeno exclusivo del mercado español, sino global– ha evolucionado enormemente desde la función de abastecimiento y suministro de medicamentos a las oficinas de farmacia y centros sanitarios y hospitalarios hasta desplegar una serie de servicios de alto valor añadido que fundamentalmente están, en principio, dirigidos a las oficinas; servicios que mejoran su capacidad de gestión y últimamente le ayudamos a relacionarse con el cliente.

-¿En qué consiste este tipo de colaboración?

-Éste es un desarrollo muy importante en el que estamos trabajando de forma que la farmacia –que se ha configurado en los últimos años en una prestadora de servicios sanitarios para el paciente– trabaja en la facilitación de ese nuevo rol que va más allá de la mera dispensación de fármacos. Eso se logra a través de la dotación de herramientas que aportan ese valor añadido.

-Pero a pesar del objetivo de dicho plan, Cofares ya tiene mucho camino andado en el terreno digital… Cofares Digital o Destino Salud son dos ejemplos de ello, ¿no es así?

-En esta línea estamos. Lo que pasa es que hoy se habla mucho del tema digital, del denominado «data» y no sé si toda la gente sabe a qué se refiere, porque la realidad es que todos vamos a la búsqueda de ello. Pero sí es cierto que la digitalización es clave, porque muchos servicios vienen de la tecnología y serían impensables sin ella.

-En pleno siglo XXI, ¿la transformación digital es imprescindible en la atención de los pacientes?

-Estamos ante un paciente más exigente y más tecnificado. Por eso hay que dotar a la farmacia de instrumentos para relacionarse con él, ya que la observación detenida del cambio demográfico que se está experimentando en nuestras sociedades nos ha permitido ver que el concepto de paciente socio-dependiente y la entrada en el mundo sociosanitario es algo fundamental que se hace a través de la botica. Por eso, la realidad no puede desvincularse de esa sociedad, de ahí que creamos que la oficina de farmacia puede jugar un papel importante en la atención de estos pacientes y en la gestión de sus ayudas. Y aquí trabajamos en el desarrollo de servicios y productos ad hoc que les puedan facilitar esta labor.

-En esta era de cambios, no descuidan el factor humano. ¿Cómo lo hacen?

-Nosotros queremos una empresa con empleo estable, con profesionales motivados y que sean capaces de compaginar su vida personal y laboral en las mejores condiciones posibles.

-Ya está a la vuelta de la esquina la puesta en marcha en 2018 del Sistema Español de Verificación de Medicamentos (Sevem). ¿Cómo afectará a la distribución?

-En mi caso vi nacer el prototipo anterior a Sevem, porque cuando tuvo lugar yo representaba a Cofares en el grupo europeo de distribución farmacéutica, que lógicamente es uno de los agentes que ha participado desde el principio en ello. Bien es cierto que, por las características de la distribución, nuestro sector queda un poco al margen: aunque está en el centro del proceso, no está obligada a los procedimientos de lectura, ya que se ha diseñado un proceso «end to end», es decir, la industria mete y lee los datos y la oficina es la receptora. Bien, nosotros tenemos que hacer una serie de procesos con carácter excepcional, en las devoluciones… En este sentido, nuestra adaptación es relativamente pequeña, por ejemplo, comparado con el ajuste a las buenas prácticas de la distribución.

-Entonces, ¿la adaptación al Sevem repercute directamente en la botica?

-Sí, porque la farmacia va a tener que realizar una adaptación de infraestructuras importante y también de sus tecnologías, al tiempo que de sus métodos de trabajo. Es el punto más importante.

Un sector maduro

El presidente de la cooperativa farmacéutica apunta que en el sector de la distribución ya no hay mucho margen para la entrada de nuevos actores, sobre todo de fuera, «ya que los márgenes de beneficios ya están muy ajustados y somos un sector muy maduro». De momento, también descarta alianzas y prevé un año estable, siempre que el marco legislativo y político así lo determinen, ya que no hay a la vista nuevos cambios de precios en los medicamentos.

Source: La Razon