La microbiota mejora la inmunoterapia

Es invisible y ni siquiera sabemos que está ahí. Pero la microbiota resulta clave para la salud, razón más que contundente para que la Ciencia haya puesto la lupa en ella. Dos recientes estudios publicados este mes en la revista científica «Science» confirman que el conjunto de microorganismos que conviven simbióticamente con nuestro cuerpo, principalmente en el intestino, influyen en las posibilidades del individuo de enfermar, tal y como ya se sabía, pero también determina la efectividad de algunos tratamientos contra el cáncer, como la inmunoterapia. En concreto, las bacterias «buenas» que tenemos en el intestino son más abundantes en los pacientes que responden bien a la inmunoterapia, por lo que «mantener una flora intestinal adecuada podría ayudar a curar el cáncer», según la revista. «Se ha demostrado, en animales y en humanos, que la respuesta a la terapia viene definida por la microbiota del paciente. Si esto se sigue confirmando, sería un gran avance para la lucha contra el cáncer, ya que se podría modificar la flora bacteriana para aumentar el éxito del tratamiento», afirma José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutricion y Genómica de la Universidad de Tufts (Boston, EE UU), quien añade que esto abre la puerta a determinar «qué alimentos o patrón de dieta nos sientan mejor de una manera individual (nutrición personalizada), pues parece que tiene mucho que ver con la composición de nuestra microbiota».

La revista «Nature» publicó hace unas semanas un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE UU) que demuestra, tanto en ratones como en humanos, que las dietas ricas en sal eliminan algunas bacterias beneficiosas para el organismo y, como consecuencia, aumentan la presencia de otras células relacionadas con la hipertensión arterial. Esta misma semana, científicos españoles del Ciberobn han confirmado que la presencia en el intestino del hongo «Mucor racemosus» es útil como biomarcador de riesgo cardiovascular, reforzando la posibilidad de que la manipulación de la microbiota intestinal ayude a prevenir estas patologías.

Clave en esclerosis múltiple

La microbiota también resulta clave en la esclerosis múltiple, pues varias investigaciones han demostrado que existen dos géneros de bacterias intestinales que son cuatro veces más abundantes en los enfermos de esclerosis que en personas sanas. «El estudio de las poblaciones bacterianas que habitan en el intestino es de particular interés en las patologías autoinmunes. Estamos empezando a entender el papel de la microbiota en el desencadenamiento y la perpetuación de la esclerosis múltiple al entender las interacciones entre las bacterias intestinales y las células del sistema inmune. En el futuro, lo que se espera es encontrar intervenciones que modulen la microbiota intestinal de una manera racional y basada en la evidencia científica para así prevenir la esclerosis múltiple o incluso ralentizarla», matiza Ordovás, que también es investigador del CNIC y del insitituo IMDEA Alimentacion.

Suma y sigue. La ventana de oportunidades que abre el conocimiento científico de la microbiota es casi infinito. «El paradigma de la Medicina ha cambiado, ahora no podemos observar ninguna patología sin tener en cuenta las bacterias», puntualiza Xavi Cañellas, psiconeuroinmunólogo y coautor del libro «Alimentación prebiótica», quien recuerda que «un nuevo informe ha confirmado que el control del hambre y la saciedad en las personas depende del equilibrio bacteriano: si disponemos de menos diversidad no tenemos sensación de saciedad y, por tanto, hay una constante sensación de hambre. Y también se ha demostrado que una alteración bacteriana en el intestino puede destruir los receptores del gusto en la lengua, de ahí que sintamos la necesidad de comer alimentos con mayor sabor».

En esta línea, Juan José López, miembro del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), recuerda que «se ha observado que las personas delgadas y obesas tienen un perfil de microbiota diferente. Existe la hipótesis de que determinados perfiles de microbiota tienen una mayor capacidad para captar la energía de los alimentos y su almacenamiento. De la misma manera, puede haber una interacción con el sistema endocannabinoide que altera la sensación de saciedad. La modulación de estos factores a través de determinados alimentos podría tener un efecto sobre el control de la obesidad, aunque necesitamos mayor evidencia científica», confirma.

Source: La Razon

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